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Factores del éxito

Los factores que contribuyen a lograr un alto rendimiento en un estudiante o en un grupo de estudiantes frente a la tarea de aprendizaje, considerada como la unidad básica, son los siguientes: 1. Conocimientos previos requeridos para la ejecución de la tarea. 2. Actitudes positivas ante la tarea (motivación y voluntad). 3. Labor académica de los docentes: instrucciones claras, motivación, verificación del aprendizaje y corrección oportuna.

Aprendizaje, conocimiento y enseñanza


Partamos de la definición de dos elementos básicos de nuestro campo de estudio: aprender y conocer. Se trata de conceptos que se sobreponen y generalmente se confunden. Están íntimamente relacionados y se implican mutuamente, pero también tienen diferencias, sobre todo, de comprensión y de grado.

Aprender tiene un significado más amplio que el conocer. Podemos aprender muchas cosas, pero nada nos garantiza que lo aprendido sea verdadero. El conocer implica tener la certeza de lo aprendido. "El aprendizaje tiene una amplitud mayor que el conocer. Podemos aprender muchas cosas falsas o verdaderas. Pero sólo conoceremos realmente algo cuando sabemos que no es falso. Aprender, entonces, en su sentido más cumplido, es un ‘llegar a saber’." (Garibay, 1975).


Garibay (1975), estableció, con toda claridad, las diferencias y semejanzas entre ambos conceptos. Propone dos categorías de aprendizaje enlazadas jerárquicamente:
a)      el aprendizaje débil, que a su vez incluye tres etapas:
~        la primera corresponde a la memoria, se puede recordar lo aprendido;
~        la segunda se refiere a la comprensión, se entiende lo aprendido;
~        en la tercera etapa se genera una adición a lo aprendido, se cree en lo aprendido.
b)      el aprendizaje fuerte, con otras dos etapas:
~        la cuarta, en la cual se tiene conciencia de que lo aprendido es verdad, y
~        en la quinta etapa, se tiene evidencia de que lo aprendido es verdad.

El aprendizaje demanda la presencia de una secuencia lógica y necesaria. No se puede acceder al aprendizaje fuerte si no es a través del débil. No se puede tener certeza y evidencia de un contenido educativo si antes no se retiene, se comprende y se acepta.

El aprendizaje débil, como objeto de estudio, es más propio del psicólogo, mientras que el aprendizaje fuerte lo es del filósofo. "La intervención de ambos grupos es indispensable, así como la armoniosa distribución de su influencia. El predominio excesivo de la filosofía puede afectar el esfuerzo empírico necesario para lograr el aprendizaje ‘débil’. Pero la dependencia exagerada de la psicología impedirá la realización del aprendizaje ‘fuerte’ y esto, en la actualidad, parece ser la amenaza más real a la práctica educativa".

El aprendizaje, abordado desde la perspectiva de la educación formal, debiera constituirse no sólo por la adquisición de un nuevo conocimiento o habilidad, sino fundamentalmente por la certeza de que lo aprendido es cierto. En este sentido aprender es conocer.

El papel del estudiante en el aprendizaje


La función del estudiante, dentro del proceso educativo, es aprender. Por lo tanto, la tarea más importante del estudiante será comprometerse y resposabilizarse de su propio aprendizaje. Según lo visto anteriormente, el aprendizaje (sobre todo el "fuerte") no puede darse sin la participación activa, consciente y libre del estudiante. Y es que el acto educativo carecería de sentido si al final de cuentas el estudiante no aprende o lo hace mal.

Como condición para aprender eficientemente, compete también al estudiante la responsabilidad de desarrollar hábitos de estudio eficientes que le permitan optimizar su esfuerzo y obtener más provecho del proceso educativo. Otra importante tarea, que requiere de un esfuerzo constante y del desarrollo de una autodisciplina, consiste en realizar todas las actividades de repaso y reforzamiento, para asegurar su retención, ampliar e integrar lo aprendido y, así, evitar que se olvide.

En el área de los procesos, requiere además el estudiante, desarrollar habilidades para investigar, analizar, evaluar y seleccionar la información necesaria para su aprendizaje, así como perfeccionar sus facultades intelectuales de tal forma que desarrolle habilidades para pensar lógica, crítica y creativamente.

En cuanto a las actitudes el alumno necesita comprometerse con su propio aprendizaje, comprender el valor del estudio, interesarse en lo que aprende, buscar el sentido y la finalidad de su educación.

Enseñar y Aprender

La enseñanza y el aprendizaje no son procesos antagónicos, sino complementarios. Algunas posturas en el terreno de lo pedagógico insisten en presentar a la enseñanza y el aprendizaje como dos procesos fundamentalmente antagónicos. Enseñar se asocia con actitudes de imposición, autoritarismo, con lo tradicional o antiguo; mientras que el aprender se relaciona con lo democrático, el respeto de la libertad en el alumno y lo nuevo o moderno. Si esto se pudiera representar gráficamente, en forma de un continuum, en uno de los extremos encontraríamos a la enseñanza y en el otro al aprendizaje. Suponen también que la acentuación del proceso educativo, en alguno de los extremos, necesariamente implica el demérito del otro; es decir, a mayor acentuación del proceso educativo en la enseñanza, correspondería un descuido, rechazo o subvaloración del aprendizaje.

De principio, esto es una postura equivocada. La enseñanza y el aprendizaje no sólo no son antogónicos, sino que son complementarios e indispensables en toda acción educativa, y el énfasis en uno de estos elementos no presupone el demérito del otro, sino simplemente una forma de abordar el proceso educativo. Si se investiga y se proponen mejoras a los métodos de enseñanza, esto inevitablemente acarreará también mejoras al aprendizaje del alumno. Por otra parte si se profundiza en el proceso de aprendizaje y se desarrollan nuevas técnicas para hacerlo más eficiente, también resulta benéfico, puesto que se facilita la enseñanza. Entonces enseñanza y aprendizaje no deben representarse en el continuum como dos puntos antagónicos, se tendrían que representar más bien como dos líneas paralelas que ascienden a un mismo fin.

El aprendizaje por sí solo no satisface los requerimientos educativos

El aprendizaje no puede ser suficiente para explicar el proceso educativo, porque, como se discutió anteriormente, podemos aprender muchas cosas independientemente de su bondad o veracidad. El marco de la educación formal contiene, a través de la enseñanza y del maestro, la guía y orientación para que el alumno aprenda y adquiera bienes y valores valiosos y útiles.


Enseñar y aprender, funciones distintas pero complementarias. Es difícil precisar si alguno de los elementos debiera estar subordinado a otro. Por una parte el aprendizaje del alumno expresa la finalidad educativa, mientras que la tarea de la enseñanza y del maestro pueden sintetizarse en la planeación y conducción del aprendizaje. Quizá la forma más apropiada de explicar esta relación no deba ser en términos de subordinación, sino más bien como funciones diferentes, necesarias y complementarias.